O R I G E N

La Exposición 2023

Laura Cano presenta su segunda exposición en el mismo lugar que ya acogió su primera apuesta en 2021, el espacio Monbull de la calle Jorge Juan 15 en Madrid, una ubicación única que fue, durante el siglo XIX, la Casa Palacio del Marqués de Cubas y que hoy es referencia como localización de eventos.

Esta vez “Origen” cuenta con la colaboración de tres artistas invitados que interpretan y trabajan partes de su obra pictórica: Alex F. Banegas con quién presentó su primer proyecto “Mímesis”, Pilar Cano (Santavanitas), una cordobesa afincada en Hong Kong y Cecilia Charlton, una artista neoyorkina con sede en Londres cuyos caminos se cruzaron durante una residencia artística en la Toscana.

En esta exposición, Laura Cano explora el potencial simbólico de la pintura en un ejercicio de fusión de todas sus referencias permitiendo que el camino recorrido estos dos últimos años fluya y conecte de forma natural. La parte principal de la muestra es un políptico que ocupa el muro de fondo de la sala principal del espacio.

 

En ese anhelo constante de salirse del cuadro (en su primera exposición los retratos dialogaban con los universos vegetales de Alex), la pintora explora un universo más teatral y onírico, rozando el realismo mágico de André Bretón o Carrington, con animales fantásticos y criaturas irreales que potencian narrativamente el retrato figurativo, que fue el punto de partida de todo lo demás.

La muestra se completa con muchos de los trabajos de la artista desde el origen, donde se puede apreciar la evolución de su pintura.

ORIGEN

“Origen” se mueve entre el plano terrenal y el lugar donde habitan los sueños. Su universo está poblado de figuras voladoras, deidades, huevos, animales antropomórficos y humanos con aspecto animal. En su mente deambulan las escenografías de Tim Walker para el Victoria and Albert Museum, los mapas de isobaras, la historia de los colores, los guiños a la abstracción y una fusión del trabajo pictórico en otros soportes como el espectacular trabajo bordado de Cecilia.

Una adolescente desafiante observa al espectador, capitaneando una guerra que se desarrolla a sus espaldas y sosteniendo entre sus manos un huevo de Fabergé con un pequeño pájaro en el interior como única arma. El retrato, ejecutado mediante la delicada técnica de la grisalla, aprovecha las secciones de luz y sombra de la técnica del claroscuro para delimitar un universo cielo e infierno dentro del cuadro central y de los paneles laterales. El fondo de la figura empezó a enriquecerse de soldados en la parte izquierda, un jardín de lirios de agua, (DeLirios) a los pies, y algunas criaturas fantásticas que ilustraban el bestiario medieval de Aberdeen. Más adelante la composición se expandirá hasta 5 paneles y la obra acaba convirtiéndose en una guerra entre el “bien” y el “mal”, siendo la figura del huevo el origen de todo. En los dos extremos la composición se vuelve abstracta, de manera que el paraíso se transforma en el panel tejido a mano de Cecilia y el infierno en un patrón de colores usándose “el negro más negro” que enfrentó a Stuart Semple con Anish Kapoor para crear sensación de agujero negro en la superficie plana.

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La representación del cielo y del infierno ha sido un tema recurrente en la pintura desde hace muchos siglos (desde Giotto, Van Eyck o Fra Angelico.  La muestra homenajea a El Bosco, Brueghel, los estratos de la Divina Comedia ilustrada por William Blake, o los murales de la catedral de Vank de figuras planas, que rozan el brutalismo, que la pintora visitó en Isfahan. Muchos personajes se basan directamente en los escritos de Dante, otros- en la condenación de las escrituras cristianas, cuyo fin era intimidar a los creyentes para que fueran virtuosos.

En el Infierno, un grupo de condenados sin distinción de clase en todas las posturas posibles aparece junto a monstruos y figuras alegóricas en una dolorosa contorsión. En la lejanía el pantano infernal y el barquero Caronte de Blake irrumpiendo en el estrato central. En un ejercicio continuo de disociación se ha tenido que decidir qué pertenece al cielo y qué al infierno, como los lirios en el primero, como flor asociada al Paraíso, o la mortífera belladona en el segundo. A menudo se trastocan los dos conceptos y en la parte del cielo lo que se popularmente ha sido asociado a algo denostado como el murciélago, aparece portando a una de las Virtudes como Ariel en La Tempestad (“On a bat´s back I will fly).

Los animales, reales o imaginarios, híbridos, de dimensiones descomunales o insectos microscópicos pasean libremente por la composición. Un unicornio humano sostiene en sus manos a una doncella-unicornio. Las crónicas medievales narraban la manera de cazar a uno; una virgen tenía que atraerlo hacia sí y así, en esta posición vulnerable los cazadores podían acabar con él. Siempre preguntándose por el papel cómplice de la muchacha aquí, la pintora, ha decidido cambiar las tornas, es ahora el unicornio humano el que sostiene en sus manos a una doncella-unicornio.

En el Paraíso una Mujer Huevo que emerge de la montaña, ocupa la parte central del cuadro y como una deidad primitiva e impertérrita, resiste los embates de unos hombrecillos de perspectiva imposible que intentan desplazarla. Las virtudes voladoras se asemejan en el trazo a las bañistas de Cézanne o las figuras de Puvis Chavannes. Detrás de la Mujer Huevo aparece la puerta al infierno que aparece rodeada de hielo, flanqueada por dos liebres que representan la protección y la lujuria. Inmanentes atrapados en gotas de agua, que, al no trascender, viven petrificados como objetos son trasladados sobre una tortuga serpiente hacia otra zona del cuadro, quizás rumbo al Infierno.

Paralelamente la artista, gran apasionada del cromatismo ha hecho un minucioso estudio del color para amplificar y jugar con todas las tonalidades azules de El Paso de la Laguna Estigia de Patinir o los verdes de El Bosco.

 

BIO

Laura Cano (Bilbao/Sevilla) lleva pintarrajeando toda la vida y pintando profesionalmente desde hace tres. Su primera exposición “Mímesis”, con gran éxito de público y crítica, hizo que fuera incluida en Forbes como parte de 100 más creativos del Mundo de los Negocios en 2021 y desde entonces ha asistido a residencias artísticas en La Toscana o Menorca, Talleres de La Fundación March y su obra La Vasquita fue expuesta este verano en el Museo de Cuenca. Su primera exposición fue avalada por medios nacionales como Traveler o AD, e incluso internacionales, obteniendo una reseña de su exposición en AD México.

 

@lauracanorh

www.canolaura.com

Cecilia Charlton para su contribución a esta exposición, ha creado una obra de arte tejida a mano que cumple con la idea del cielo en la serie de paneles de Laura Cano. En la obra de arte, el patrón se utiliza para representar el infinito, la expansividad del cosmos y para expresar la transición de un espacio terrenal a uno eterno. Un proceso con orden y lenguaje, pero quizás un lenguaje desconocido para los humanos. En la obra de Charlton, el proceso repetitivo de tejer a mano se utiliza para acceder a áreas del subconsciente, no solo para el espectador, sino también para la propia artista.

Pilar Cano (Santavanitas) ha creado, con motivo de este evento, una pieza única a modo de joya-arnés con ocho figuras en latón bañado en oro sujetas con correas de piel que representa las cuatro de las 7 Virtudes Cardinales que aparecen en el cuadro: Fortaleza, Prudencia, Justicia y Templanza. La elección de dar forma a esta pieza como un arnés frente a otras posibilidades tiene la función de enfatizar el concepto de armadura; conjunto de piezas defensivas provisto de correas y hebillas que sirve para asegurar y transportar cosas necesarias para algún fin. Así, las cuatro Virtudes Cardinales abrazan y protegen el torso. La Fortaleza, con 5 columnas enmarcan el cuello, la Prudencia, en el pecho seguida por la Justicia en el estómago. Todas ellas unidas por la Templanza desde la espalda. Esta pieza está inspirada en el políptico ‘Origen’ de Laura Cano y en las representaciones de las Virtudes de Pollaiuolo y Botticelli para la Sala de la Audiencia del Tribunal de la Mercancía de Florencia.

EL HUEVO COMO PRINCIPIO

La fuerza primitiva del huevo “El huevo es el macrocosmos y el microcosmos, la línea divisoria entre lo grande y lo pequeño que hace imposible ver el todo”–Leonora Carrington

El huevo representa la resurrección en la religión cristiana, en Egipto Isis se representaba con un ganso y sus huevos En Grecia eran símbolo de protección y los romanos machacaban las cáscaras en sus platos para prevenir los malos espíritus. El huevo es el origen.

 

Huevos gigantes que emergen entre las montañas, también aparecen en los estratos del infierno. El huevo que porta la retratada es un huevo Fabergé, lo que poca gente sabe es que muchos de ellos fueron diseñados por una mujer, la diseñadora Alma Pihl. El huevo colgante del espacio es un homenaje a un cuadro de la Madonna de Piero Della Francesca donde un huevo cuelga de la cúpula de la Iglesia sobrevolando a los personajes.

 

Alex ha elegido el huevo para su contribución a la exposición. Al crecer en contacto con la naturaleza su trabajo se basa en una interacción con el espacio y en una búsqueda constante y reiterada de una materialización, la del mundo soñado por un niño, no desde una revisión nostálgica, sino desde un afán de libertad.

Alex plantea una pequeña instalación de redundancias sobre el concepto de ORIGEN a base de alegorías yuxtapuestas: fecundidad, fertilidad, germinación, eclosión, reproducción, crecimiento... 

 

En dicha instalación están sintetizados los elementos naturales que en el imaginario cultural forman parte de las representaciones arquetípicas de la vida y la muerte, como el paraíso, el cielo o el infierno.